Sumergirse en el mundo de los formatos de vídeo puede resultar abrumador. En primer lugar, analicemos qué son los formatos RAW. A diferencia de los formatos de vídeo estándar, que comprimen el color y los detalles, los formatos RAW almacenan todos los datos capturados por el sensor de la cámara, como si se tratara de un negativo digital. Esto significa que tienes más información con la que trabajar durante la edición, lo que permite realizar ajustes más precisos en el color y la exposición.
ProRes RAW es la respuesta de Apple a la necesidad de archivos de alta calidad y tamaño manejable en vídeo RAW. Se basa en el famoso códec ProRes, ofreciendo una imagen sin capas con metadatos enriquecidos. Esto significa que los videógrafos pueden disfrutar de las ventajas del vídeo RAW, como la corrección ampliada del color y las opciones de ajuste fino, sin los enormes tamaños de archivo que suelen ir asociados.
Desarrollado por Blackmagic Design, BRAW es un formato RAW semicomprimido. Está diseñado para ofrecer un equilibrio entre la alta calidad del vídeo RAW y los tamaños de archivo más pequeños de los formatos comprimidos. Aunque se procesa parcialmente en la cámara, el formato BRAW proporciona una gran cantidad de datos para los ajustes de postproducción, como el cambio de ISO y el balance de blancos.
Aunque esta exploración no profundizará en los aspectos técnicos de los códecs de vídeo, es esencial que los directores de fotografía comprendan cómo influye la selección del códec en el tamaño del archivo y en el postprocesado, especialmente en la gradación del color. Desde la compresión interframe e intraframe hasta los formatos raw, cada tipo de códec ofrece ventajas y limitaciones distintas.
Tanto BRAW como ProRes RAW ofrecen una flexibilidad superior a la de los formatos de vídeo comprimidos tradicionales y están disponibles en cámaras y dispositivos de grabación convencionales, a diferencia de los de grandes fabricantes como RED o ARRI. Estos códecs son compatibles con una gama limitada de cámaras, con sólo unos pocos modelos como la Panasonic S1H, EVA1, SIGMA fp, y ciertas series Nikon Z compatibles con ambos.
Aunque ofrece un flujo de trabajo sólido dentro del ecosistema Blackmagic, especialmente con DaVinci Resolve, su compatibilidad fuera de este ecosistema puede ser limitada en comparación con ProRes RAW. Pero, hace poco, VSDC Video Editor ha integrado por fin compatibilidad también con archivos RAW y BRAW. En cuanto a ProRes RAW, en general es más flexible en cuanto a los entornos de hardware y software en los que se puede utilizar, incluidos Final Cut Pro, Adobe Premiere Pro y VSDC. Su aceptación en diferentes plataformas lo convierte en una opción versátil para muchos cineastas.
En cuanto al tamaño de los archivos y la compresión, BRAW permite a los usuarios equilibrar la calidad y el tamaño en función de sus necesidades. Los ratios de compresión más altos pueden ser muy eficientes, especialmente cuando se trata de metraje de mayor resolución. ProRes RAW suele ofrecer tamaños de archivo más pequeños en comparación con los formatos RAW tradicionales, pero con menos flexibilidad en las opciones de compresión en comparación con BRAW. Aun así, es muy eficiente y adecuado para diversas aplicaciones profesionales.
BRAW y ProRes RAW ofrecen diferentes enfoques para la grabación de vídeo. BRAW permite una gran flexibilidad de postproducción, permitiendo a los usuarios modificar ajustes como el balance de blancos y la exposición sin degradar la calidad de la imagen de forma significativa. Aunque cabe señalar que en algunas configuraciones, como la S1H combinada con determinados dispositivos, los ajustes del balance de blancos basados en metadatos pueden no funcionar tan perfectamente como con las cámaras Blackmagic, lo que supone un pequeño inconveniente en la postproducción.
ProRes RAW, por su parte, ofrece un equilibrio entre la alta calidad del vídeo RAW y la eficiencia de rendimiento de ProRes. Conserva más detalles en el ruido, ofreciendo potencialmente un aspecto más texturizado, especialmente en degradados y sombras. A diferencia de BRAW, ProRes RAW no aplica reducción de ruido, lo que resulta en una imagen más ruidosa pero potencialmente más rica en detalles. Esta característica puede ser ventajosa, ya que los usuarios prefieren gestionar el ruido y la retención de detalles en postproducción para obtener resultados más controlados.
Para los creadores que buscan trabajar con cualquiera de estos formatos, VSDC Video Editor ofrece un soporte completo. Con sus potentes herramientas de edición, VSDC permite a los videógrafos utilizar todo el potencial del metraje RAW, ofreciendo funciones para la corrección detallada del color, ajustes del balance de blancos y el ajuste fino de los detalles de la imagen. Por ejemplo, el uso de LUT (Look-Up Tables) o la corrección manual en el editor de vídeo VSDC permite conseguir una imagen vibrante con colores realistas, liberando por completo el potencial de grabar en RAW.
Decidir entre Blackmagic RAW y ProRes RAW depende de tus necesidades específicas, tu flujo de trabajo y el equipo que utilices. ProRes RAW puede ofrecer una calidad y una retención de detalles ligeramente mejores, mientras que BRAW se integra perfectamente en el ecosistema de Blackmagic Design y proporciona un flujo de trabajo flexible y eficiente. Comprender los puntos fuertes y las limitaciones de cada uno te ayudará a tomar una decisión informada, asegurándote de que tienes las herramientas adecuadas para dar vida a tu visión creativa.